LOS TRABAJADORES DE LAS DERECHAS. Samuel Garrido (Article publicat en els anys 80)
ARTANA, EL COSSI, ELS CARLINS I EL CRIM POLÍTIC
LLUITES PEL CONTROL LOCAL A LES DARRERIES DEL SEGLE XIX
Anem a continuar, ara, amb l’intent d’aproximació al tèrbol món de les classes dirigents castellonenques, amb l’heretatge d’aquesta fracció liberal anomenada Cossi.
Samuel Garrido defineix així el Cossi:
“el aparato caciquil por excelencia durante toda la Restauración, que recurría a las más diversas alianzas para perpetuar su control sobre la provincia”, (Garrido, 86, p. 264).
Seguint les informacions d’aquest professor publicades al seu llibre “Los trabajadores de las derechas”, a Artana es produí un enfrontament violent pel control polític local entre els carlins locals i l’aparell que controlava el Cossi, fonamentalment, els càrrecs de l’ajuntament, de tal manera que:
“El 8 de julio de 1890 el párroco Vicente Gimeno funda un Círculo en Artana, destinado, según testimonio de un sacerdote contemporáneo, a que “la gente piadosa tuviera un lugar de recreo honesto y cristiano antes y después de las funciones de la iglesia”. Desaparece pronto -ya no existe en 1894- porque, acusado de responder a la iniciativa de los carlistas locales, se originan unos enfrentamientos que hacen imposible su existencia y que culminan con la muerte del fundador”, (Garrido, 1985, p. 59).
Llavors, el P. Antonio Vicent Dolz, era un dels responsables del cercles catòlics a la diòcesi, però sembla ser que no es volia assabentar d’algunes coses que li hagueren sigut fàcils d’endevinar o senzillament es feia el distret:
“Aquí encontraron los círculos Católicos de Obreros, en palabras del P. Vicent, a su primer protomártir, el sacerdote Vicente Gimeno, asesinado por la acción de “librepensadores y los masones y masonizantes”. Vicent no es más explícito, pero, gracias al testimonio de otro sacerdote artanense que vivió desde dentro aquellos sucesos, nos enteramos de que tras los incidentes que causaron la muerte de Gimeno no estuvieron los socialistas, los anarquistas ni tan sólo los republicanos, sino que fue -una vez más- el todopoderoso “Cossi” quien se encargó de torpedear a una sociedad que veía políticamente peligrosa”, (Garrido, 1985, p. 127).
L’ambient que es respirava era de violència política en un poble on hi havia hagut una important brega en la darrera carlinada, les provocacions eren habituals fins que, continuant amb Garrido,
“En 1881 La Provincia, el órgano del Cossi, había informado de un extraño alzamiento protagonizado en el pueblo por “…un grupo de antiguos carlistas (hoy sagastinos) al grito de ¡Viva el general Sagasta (sic)!”. Cinco años después es asesinado en una taberna un antiguo asistente de Suquià y el “Cossi” acusa injustamente y sin prueba a cuatro personas, todas ellas “carlistas de armas tomar”, que son condenados a cadena perpetua tras un escandaloso juicio que Victorino Fabra Gil, el cacique provincial de los “cossieros”, se encargó de manipular. El ambiente, pues, estaba lo suficientemente enrarecido para que el Círculo Católico de Artana, inmediatamente acusado de ser un montaje carlista, se encontrase con dificultades. La sociedad consigue pronto agrupar a casi dos centenares de personas, y en mayo de 1890 el párroco Vicente Gimeno, su fundador, inicia la construcción de una casa para albergarlo, “pero a los señores del Cossi, muy libres en sus cosas, se les antoja que el Círculo no debe levantarse. No puede ser, dicen ellos, eso es una provocación que el Cossi no debe permitir de ninguna manera, los beatos apoyados por los jesuitas nos provocan y desafian…¿Con qué derecho, decían, levantan los carlistas beatos esa Caseta?
El ayuntamiento “cossiero” de Artana, siguiendo las instrucciones de sus jefes de Castelló, fomenta unos actos vandálicos que causaran de manera indirecta, la muerte de Gimeno. Se apoyan en los trabajadores de una cantera vecina, que llegan una noche a dinamitarle la puerta de su domicilio. El obispo, temiendo un desenlace fatal, lo translada a Nules y allí muere, ’del disgusto’, un año más tarde”, (Garrido, 1985, p. 128, Samuel Garrido, a banda de la premsa de l´època i de les informacions oficials dels cercles catòlics utilitza la inèdita “Historia de Artana”, escrita pel capellà Luis Vilar Pla en 1920; Vilar Pla, precisament, era fill de l´alcalde cossier que precipità els fets acatant les ordres del seu cap provincial).
Un contemporani, durant el final de la Restauració, i que tractà el tema del caciquisme fou el també artanenc Vicent Tomàs i Martí que, en setembre de 1921, inicià una sèrie de tres articles titulats “Anticaciquismo” a La Correspondencia de Valencia.
Parlant sobre el tema, segons Tomàs, a la Plana,
“en cada pueblo hay dos grupos, más o menos iguales, y que crecen y disminuyen como baja o sube el termómetro del poderío de los jefes de Madrid. Estas banderías nacieron de un odio, y aunque hoy parezcan liberales o conservadores, en su origen fueron carlistas o anticarlistas”, (Franch, 1980, p. 127).
En el segon article de la sèrie, Tomás argumentava el següent, tot esmentant de seguida a l´agüelo pantorrilles,
“Con el triunfo de los Borbones reinantes -escriu Tomás-, aquellos que simpatizaron con su causa se hicieron dueños de las corporaciones (…) Un hombre muy discutido y para mí nada grato, el agüelo pantorrilles, fue por accidentalidades políticas el que encauzó la actuación de los triunfadores, que formó el partido llamado el Cossi.
(els carlins), tuvieron que resignarse a sufrir los trallazos del cossi.
Los carlistas (…) formaron un partido, que luego le vemos siguiendo los mandatos de jefes liberales.
(…) Por esos desgajamientos y maridajes tan frecuentes en Madrid, se formaron algunos otros jefes políticos, pero en la actualidad (1921), los herederos de la tradición cossiera son los ciervistas en tierras castellonenses (Luis Fabra Sanz, com després veurem) y los de la tradición liberal se hallan divididos en dos otres facciones”, (Franch, 1980, pp. 177-178).
Presentat així el Cossi, Tomàs passa a denunciar alguns dels ginys que realitza el Cossi per a perpetuar-se en el poder i que, per algunes de les referències que hi aporta, sembla conèixer el cas de la problemàtica sorgida a Artana i els fets que comentaven més amunt:
“Durante más de treinta años, el cossi fue dueño y señor de las comarcas de Castellón, dedicando toda su actividad a molestar a sus contrarios. Obras que recuerden aquella preocupación no quedan más que la memoria de muchas vergüenzas.
Algunos caciquillos de distrito, ejecutores de aquella política merecen ser perpetuados en espeluznantes romances de ciego.
En cada pueblo, y en algunos con más insistencia, os contarán cuando les hayáis inspirado bastante confianza y muy bajito al oído unas cosas que parecen cuentos, de hombres desaparecidos por molestar políticamente y de otros asesinados y cuyo crimen pagaron amigos del muerto; os hablaran de jurados hechura de malignos personajes, de fatales falsos juramentos, etc.
Se dio hasta el caso de que fuera asesinado en un camino un diputado provincial que decidía una reñida votación, hecho que no digo yo que fuera político, pero que lo parecía demasiado, demasiado.
Por aquel entonces pululaban por los pueblos los valentones, muy amigos del cacique que mandaba de los jurados. Aquellos acompañaban al jefe de cabila en sus correrías políticas y no esperaban más que una pequeña indicación para truncar el santo poema de una vida.
Durante este periodo de imperio cossiero, los vencidos, los que al intentar levantar la cabeza sentían pesar como espada damocleciana la amenaza del trabuco de un valentón o verse enredado en las espantables mallas de leyes tergiversadas, tuvieron que refugiarse en sus casas o apelar también a una defensa bárbara oponiendo trabuco a trabuco y amenaza a amenaza, con todo lo cual ser político en aquellos tiempos era ser candidato a una lucha feroz y inhumana”, (Franch, 1980, p. 179-180).
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